
Lo tengo desde finales de marzo de 2011, es decir, hace más de un año, por lo que ya me lo he currado lo suficiente como para hablar con cierta propiedad.
El mástil es tipo neck through, es decir, no va atornillado, si no que atraviesa el cuerpo. El diapasón es de ébano, lo que según parece, contribuye bastante a darle ese sonido definido y con buenos medios, brillante y con unos graves estupendos. La escala es la estándar, 34” y la distancia entre cuerdas en el puente es de 17,5 mm., exactamente igual que la de un Stingray 5 (mi distancia preferida). Los marcadores de trastes son rectangulares y de nácar, y tienen un look parecido a los Jazbasses antiguos. En el traste 12 tiene inscrito BB EAST.
Todo el hardware es en dorado. Tiene un puente estupendo con selleta monorraíl independiente para cada cuerda. El sistema para cambiar las cuerdas es muy rápido. Los clavijeros son de nácar, muy suaves y precisos.
Las pastillas son humbucker apiladas con imanes de álnico. De esta manera, se consigue un sonido muy similar a las single coil, pero se eliminan completamente los ruidos. El bajo es activo (no tiene posibilidad de modo pasivo) y se alimenta con una pila de 9 voltios que tiene una cavidad dedicada y de fácil acceso en la parte posterior del cuerpo. La pila suele durar unos seis meses entre ensayos (unos tres por semana) y conciertos (uno de media por semana). Los controles son volumen general, balance de pastillas, graves, medios, agudos, selector de frecuencia del corte de medios e interruptor del corte de medios.
Como no entiendo mucho de maderas, os dejo el enlace de la página de Yamaha para que le echéis un vistazo a las características más técnicas:
http://es.yamaha.com/es/products/musica ... mode=model
El bajo está fabricado en 2007, y lo conseguí de segunda mano a cambio de un Sadowsky Metro M5-24. Al principio no tenía nada claro el cambio (el Sadowsky es un pepino de cuidado), aunque son bajos de la misma gama de precio, pero cuando pude probarlo me di cuenta de que estábamos hechos el uno para el otro

Según mis informaciones, este bajo se hace sobre pedido, es decir, es como una especie de Custom Shop de Yamaha. Junto con el modelo Patitucci, son el tope de gama de la marca.
Al principio no me hacían gracia ni el color del bajo ni los herrajes dorados (ya he tenido experiencia con herrajes dorados y en Cartagena se los come la brisa marina, pero estos son de los buenos), pero poco a poco he ido valorándolo cada vez más, y ahora mismo estoy plenamente enamorado de su sonido y estética.
Sonido
El bajo (sin activar el recorte de medios) tiene unos medios muy acentuados (probablemente por las pastillas en plan single coil), recordando mucho al sonido tipo JazzBass aunque más agresivo. Muy bueno para rock, o situaciones en las cuales necesitamos que el bajo sobresalga en la mezcla.
Jugando con el balance de pastillas se consigue una extensa gama de sonidos, desde bastante cuerpo con muy buenos graves (pastilla del mástil) hasta sonidos muy similares a los que Jaco utilizaba (pastilla del puente), con medios muy definidos.
Con el recorte de medios activo, el instrumento se convierte en un bajo totalmente diferente

Las tres bandas de ecualización están muy bien escogidas. Sin modificar el espíritu del sonido base, consiguen acentuar o recortar lo que quieras. Con suavidad y sin estridencias.
El sustain es infinito, seguramente por tener el mástil a través del cuerpo. Por cierto, no he podido detectar ningún punto muerto. La quinta cuerda es maravillosa, definida, mollosa y con un par de huevos.
El bajo es absolutamente silencioso, mostrando un comportamiento ejemplar en cualquier situación (estudio/directo), no siendo afectado por ningún tipo de interferencias externas (excepto el teléfono móvil).
Puntuación: 9 sobre 10
Comodidad
Como ya he comentado, la escala del bajo es de 34” (lo normal) y la distancia entre cuerdas es de 17’5 mm. (la misma que la del Stingray 5). El cuerpo es similar al de un Fender Precision, más pequeño que un JazzBass normal, suave y lleno de sensuales curvas allí donde hace falta. Resulta comodísimo y no cabecea en absoluto. El peso es moderado (el Sadowsky era bastante más ligero), pero su perfecta distribución hace que (al menos yo) pueda tocar durante mucho rato sin sentir ningún tipo de fatiga ni dolor de espalda.
En cuanto te cuelgas el bajo y pones las manos sobre el diapasón, te sientes como en casa. Todo está donde piensas que debería estar (excepto el control de volumen, que lo cambiaría de sitio con el balance de pastillas

El acceso a los últimos trastes por agudos es estupendo, debido a los rebajes que tiene en el cuerpo. A mi me resulta muy cómodo tanto para dedos como para slap. El sonido es absolutamente uniforme a lo largo de todo el mástil. Lo tengo con una acción que a mi me encanta (bastante baja pero no ultrabaja), sin cerdeos ni cosas raras. Las cuerdas que yo utilizo son Elixir 0,45 y suena que lo flipas. En cuanto pueda cuelgo unas pruebas de audio para que lo escuchéis, aunque en cualquier DVD en directo donde salga Nathan East lo podéis oír en toda su gloria.
Puntuación: 10 sobre 10
Estética
Ya os he comentado que al principio no me entró demasiado por el ojo. Tengo otro bajo, un Stingray 5 (Bootsy, aparece en la foto junto a Nate), que considero el bajo más bonito que tengo, que va en otra onda radicalmente diferente. El blanco lo veía como soso. Sin embargo, poco a poco, y gracias a los comentarios de mucha gente, me he dado cuenta de lo elegante que resulta este blanco, con el mástil de ébano, los marcadores de nácar y los herrajes en dorado


Hablando de los herrajes dorados, mi experiencia es bastante negativa. En el sitio donde vivo, al lado del mar, en un par de meses empiezas a ver como se va perdiendo el dorado. Pero, de nuevo, se ve que estos están hechos de otra manera, porque llevan ya un año largo conmigo y no se aprecia ningún síntoma de decoloración (los cierres de seguridad Dunlop dorados que le puse están ya plateados mate).
Puntuación: 9 sobre 10
Versatilidad
Este bajo sirve para todo, como bien demuestra Nathan East. Actualmente lo utilizo de manera intensiva en un grupo de Rock & Roll, en otro grupo de versiones que lleva desde “Smoke on the water” hasta “Ai eu si te pego” y desde AC/DC a Nacha Pop, y hasta en los ensayos de mi grupo de los Beatles. En todos los casos cumple con nota de sobresaliente.
Como he dicho antes, es como si tuvieras dos bajos en uno. Uno de corte clásico y más bien rockero (en modo normal) con sonido parecido al JazzBass y con mucho rugido y otro (o más bien “otros”) totalmente diferente cuando activas el corte de medios, con sonido más hifi (o no) y una gama más parecida a Sadowsky o Fodera. Es decir, un verdadero todo terreno capaz de cualquier cosa que le eches. Con este bajo, no necesitas ningún otro, ni para directo, ni para estudio.
Puntuación: 10 sobre 10
Resumen
Un bajo estupendo que sirve para todo. Elegante, superversátil y construido con mimo y esmero (como casi todo lo que hacen los japoneses). Rezuma calidad por los cuatro costados, y compite en la misma liga que cualquier bajo de boutique de gama alta (he podido compararlo con Sadowskys y Foderas y no lo cambio ni así me maten

Bueno, perdón por el ladrillazo (vosotros lo habéis querido). Si tenéis cualquier pregunta, hacédmela.
Un abrazote.