Nada me hace más ilusión que sacar partido de lo que otros descartan. En este mundo de consumo rápido y obsolescencia, reciclar es el verdadero acto de rebeldía.
Lo que os voy a contar a continuación es, sin más, un ejercicio de reciclaje de 360 grados. No solo buscando la función si no que intentando jugar con la forma. Y si queda bonito, siendo práctico, es para mí el verdadero éxito.
Este Maison koreano de los 90 se lo encontró un buen amigo en la basura, en un estado suficientemente digno como para llamar la atención de un músico en un paseo casual. El Mueble y el mástil parecen estar enteros. “Te interesa, Miki?”
¡Como no me va a interesar! Nada o casi nada en este mundillo nuestro merece ser descartado tan deliberadamente en un vertedero…
Me envió estas fotos:



La valoración así en fotos era que no estaba tan mal. La cejuela pasó a mejor vida, el mástil habrá que ver si corrige con el alma, el encordado es custom pero tiene todas las piezas… vamos al taller!
Una vez pongo las manos encima de él es evidente que tiene heridas de guerra, el mástil una curva brutal, mucha mierda, óxido y algunos golpes duros.
El alma funciona y corrige la curva correctamente. Aquí empieza todo, sin este paso corroborado lo habría desmontado y guardado piezas pero el mástil a la basura de nuevo. No siendo asi, vale la pena el trabajo que merezca.
Lo enchufo y no suena. Bueno sí suena, un ruido tremendo. Desmonto todo y veo que alguien había añadido un previo activo (sin cambiar el jack mono….

Verificadas las pastillas y ya sabiendo que tendré que hacerle la electrónica pasiva de 0, decido que le hago un pickguard custom para taparlo todo y montar la nueva electrónica pasiva. Por suerte tengo un retal grande así que a partir de una plantilla a mano alzada y un ratico de sierra y lima saco la pieza:

Como siempre guardo todos los componentes que funcionan, hacer la electrónica no me cuesta un céntimo. Tengo 3 potes alpha métricos que encajan bien con los botones negros tipo barril gibson que tenía por el taller. Lo hago todo y voilà, funciona! Vamos a otra cosa…
Limpiar, limpiar y limpiar. Diapasón, trastes, clavijeros, puente. Desoxido tornillería, lubrico y monto de nuevo en su lugar. Hidrató el diapasón una vez limpio y pulo los trastes a espejo. Están en buen estado.
A partir de la cejuela de plástico calzada con cartón añado un trozo de madera debajo y la ajusto en ancho y alto, después calibraré según calibré y altura de cada cuerda. Le hago una tapita triangular siguiendo la estética de la pala para tapar el acceso al alma.
Monto, encordado con unas cuerdas semi nuevas que tenía de un cliente de estos que las cambian cada 3 meses. 45-100. El mástil se deja ajustar, calibro alturas en puente según radio (12”) y le meto mano a la cejuela hasta que está perfectamente ajustada. Compruebo octavación, toco por todo el rango del diapasón y suena bien, el tacto es bueno y el ajuste digno. Altura media baja sin trasteos. Las pastillas un poco insulsas pero qué quieres?
En total, 3h de trabajo invertidas y 0 euros en piezas.
El bajo se lo he vendido a un cliente amigo con necesidad de un bajo para dejar en el local de Backup por 100 euros. Un win win en toda regla… todo el mundo contento. El colega que se lo encontró también que ha recibido unas cervezas a cambio







Le he puesto el nombre de “Malson”, que en catalán quiere decir pesadilla. Pa’ la broma.
¿Qué os parece el resultado?
Gracias por leerme!