Refloto el hilo una vez más para contar mi experiencia con los amplis CMB.
Hace ya un porrón de años, de adolescente, a mediados de los 90, montamos un grupo con los amiguetes (un grupo, por cierto, que aún dura) y por aquel entonces tocaba con un bajo koreano marca Surfin conectado a un equipo de música. Que tiempos...
Dos chavales más jóvenes que nosotros nos venían siempre a ver al local y uno de ellos me dijo "oye, pues mi padre tocaba el bajo de joven y tiene un ampli muerto de risa por casa! Mañana te lo traigo". Ni que decir que esa noche soñé con Peaveys, Trace Elliots y demás cosas que se veían en la época. Decepción mayúscula me produjo verlo llegar con un cacharro sucio, lleno de polvo, medio oxidado y con una pantalla de esas de tocadiscos, de madera, que se caía a cachos. Sonaba fatal.
Pasaron casi 20 años y llegó la moda de lo vintage... Había guardado el cabezal todo este tiempo en un armario hasta que decidí llevarlo al ensayo y conectarlo a una pantalla en condiciones. Cual fue nuestra sorpresa al comprobar su potencia, definición, graves, calidez... La verdad, y para mi gusto, se comía con patatas al cabezal Ampeg de transistores del local.
Total, que ante esto y las pertinentes pesquisas en el foro e internet en general decidí llevarlo a Amptek, en Barcelona, donde fabrican los amplis George. Le faltaba una válvula y necesitó dos horas de restauración. Cuando lo fui a buscar el técnico lo calificó de "cojonudo" y no es para menos. Estoy contentísimo con él.
Aquí lo teneis con mi Geddy Lee. También se lleva genial con el Warwick.
Tiene dos canales: el "bass" tiene definitivamente más graves que el "normal". Sólo tienen potenciómetro de graves y agudos (aunque pedí añadir uno de medios en el normal), pero no necesitan más. Es enchufar y sonar.
Así que, a stoned maik: si todavía puedes píllate el ampli, jejeje.
Saludos!!