Como antecedentes, os puedo decir que mi nivel bajístico es mínimo, aunque voy defendiendo los temas que toco básicamente con la tónica y quinta, más alguna que otra línea bluesera o rocanrolera. Las escalas, modos y tal las domino gracias a mis conocimientos guitarrísticos, por lo que de vez en cuando meto alguna nota más que la tónica. El slap al bajo eléctrico no lo domino en absoluto.
Como decía en mi presentación, hace unos tres o cuatro años fui orgulloso propietario de un contrabajo chinorri de Thomann, uno denominado 222 que disponía de tapa maciza. Con él empecé a tocar líneas rockabilly con un par de toques de slap, sin que llegara a dominar la técnica del todo. Básicamente, el progreso me lo impedían sobre todo las cuerdas de acero durísimas, que me dejaban baldao la mano y los antebrazos.
Como se imponía una inversión en cuerdas (una pasta) y en un piezo para tocar en directo (otra pasta), y como se me cruzó en mi camino el torturador GAS, lo malvendí para comprarme una guitarra - la joya de mi colección, por otra parte -.
En fin, ahora que voy a cumplir 20x2, he decidido que quiero volver al contra. He estado peinando mis tiendas de referencia y estoy bastante tentado en pillarme uno otra vez de los de Thomann, que lo mandan 'ajustado' - el mío por lo menos sí lo estaba: le monté yo mismo el puente sobre unas señales marcadas con rotulador y a tocarrrrr! -. Lamentablemente, el modelo 222, de magnífica relación calidad precio según mi corto alcance de entendederas, ya no está disponible, siendo el más económico de tapa maciza el Thomann Kontrabass 22, doble de lo que me costó el mío en aquel tiempo.
Lo quiero para tocar folk (trabajo) y rockabilly (afición).
Mi pregunta es si merece la pena, o si directamente me compro el que es laminado por completo que vale menos de 400 leuros.
Por otra parte he estado viendo en compraventa un par de ellos que me han dejado GASeado perdido, sobre todo el del compañero de Granada que vende uno macizo por 700 leuros... Qué jago!?




