Pues ya de vuelta y tras haber digerido bien lo que han sido probablemente los diez mejores días de mi vida paso a relataros un poquillo lo que ha sido el proyecto Deep South.
DISCLAIMER: abstenerse aquellos enfermos de corazón. Avisados estáis.
Deep South nació como una idea de realizar un road trip por el sur más deprimido de EEUU, en los lugares donde nacieron tanto el blues como el rock and roll. Pretendíamos empaparnos de la cultura, el lugar y la sociedad donde nació toda esa música que antecede a lo que todos tocamos. Al final creo que solamente hemos vuelto empapados de sudor (38 grados todos los días con un 60% de humedad).
Tras arduas discusiones la ruta que seguimos fue la siguiente:
Atlanta->Nashville->Memphis->Clarksdale->Natchez->Nueva Orleans->Austin
Si miráis en el mapa veréis que es una buena tiradita de kilómetros (alrededor de 1500 millas).
Según llegamos a Atlanta decidimos tirar directamente a Nashville porque nos apetecía llegar cuanto antes al hogar de los dos tipos de música (country & western



En Memphis encontramos músicos de gran calidad, pero de un perfil más rocanrolero que Nashville. Allí estuvimos en la fábrica de Gibson Custom Shop. El cuidado con el que son fabricados esos instrumentos es bastante acojonante, creedme. En la fábrica en la que estuvimos se hacían las custom shop de caja y semicaja y las alpine white.
También acudimos al mítico estudio Sun Records, donde Elvis grabó sus primeras canciones, o U2 grabó el Rattle & Hum. Precioso lugar lleno de historia.
No pudimos ir a Graceland, no hubo tiempo, pero nos parecía un poco turistada así que pasando y rápido hacia...
Clarksdale. Uno de los lugares más infectos sobre la faz de la Tierra. EL 70% por ciento de la población negra está desempleada y viven de la caridad. Un ambientazo buenísimo con el meth, os podéis imaginar

Mucha farra y poca música en Natchez, nada que se deba contar

En Nueva Orleans asistimos a los garitos de jazz más clásicos donde tocaban esa especie de jazz cabaretero con toques bluegrass. Impresionante lugar lleno de despedidas de solteras... Qué decir, era como un san fermín continuo. Excesivo para mí, aunque el viaje por los pantanos fue increíble.
Finalmente, tras unas extenuantes 500 millas, llegamos a Austin. Sorprende encontrar un lugar tan moderno y europeo repentinamente. Gente con dinero, guapa, estilo... Joder, eso parecía París. Aquí también vimos varios conciertos pero lo mejor fue la foto con la estatua de Mr. Stevie Ray Vaughan.
Tras esto, avión de vuelta.
Unas reflexiones:
- La música en ese país es cultura. Todo el mundo se sabía las canciones que se tocaban, todo el mundo escuchaba con atención, todo el mundo respetaba profundamente al músico. Era una maravilla el ambiente musical que se respiraba, ni una vez escuché una pachanga o una tontería de DJ. En todo momento había música en directo, generalmente de muy buena calidad.
- La absoluta hospitalidad y amabilidad de los americanos nos dejó maravillados. Siempre se interesaron por nosotros (nuestro acento les desconcierta mucho), nos ayudaban sin pedirlo y siempre te reciben con una sonrisa en la cara. Realmente tenemos mucho que aprender de ellos en lecciones de civismo y urbanidad.
- Es un viaje por los entresijos de la música que todos escuchamos. Acudir allí a vivirlo ha sido una experiencia que ojalá podáis llevar a cabo en algún momento de vuestras vidas. No solamente la calidad musical llama la atención sino también la calidad humana de unas gentes que tienen mucho que enseñar.
Y esssto es toodo

