
Lo cierto, más allá de las risas fáciles, es que nunca, desde los primeros stompboxes de la década de los 60 del siglo pasado, ha habido tanta variedad de marcas, modelos y tipos de efectos disponibles en el mercado. Desde pedales boutique hechos a mano por algún hipster en Noruega, hasta copias de la copia de la copia del Big Muff hechos por la marca China que copia todo masivamente.

Mi opinión personal es que, a pesar de lo apetecible que puede parecer pasar horas frente al mostrador de tu tienda favorita, o pantalla del PC, navegando entre tal variedad como niño en tienda de chuches, creo sinceramente que el mercado está llegando a un punto de saturación, estilo burbuja inmobiliaria, que terminará por implosionar.

¿Consecuencias? No lo sé, tal vez todos volveremos a usar los mismos 5 o 6 pedales Boss que tenía todo el mundo por allá a mediados de 1995. Eso sí, fabricados ya no en Japón, sino en algún país donde le paguen con cáscaras de cacahuetes (maní, para nuestros amigos Sudamericanos) a sus trabajadores.
Tú, ¿qué opinas?
